top of page
Buscar

Review de un ¿clásico?: Ustedes Los Ricos

  • Foto del escritor: 237
    237
  • 23 feb 2018
  • 5 Min. de lectura

Cuando era niño, había algunas tradiciones familiares en las que me veía obligado a participar, sin importar cuanto las odiara. Una era ir con toda la familia a ver la Guelaguetza, que a los turistas en busca de algo exótico les encanta, pero para un niño de menos de 10 años era con lo que nos amenazaban si nos portábamos mal (“te vamos a llevar a la Guelaguetza”). Otra eran las películas de Pedro Infante, las cuales teníamos que chutarnos cada que íbamos a comer a casa de mi abuela, pues a ella, mi mamá y todas mis tías les encantaba. Cada domingo, todos los primos estábamos llorando para que le cambiaran y pusieran mejor las caricaturas, pero ni así nos hacían caso. No sé cuántas veces habré visto las películas de Pedro Infante, pero es probable que las haya visto todas, más de una vez, pues cada semana las pasaban, y creo que aún las pasan en Televisa.

Aunque mi aspecto juvenil y mi juguetona personalidad digan lo contrario, ya pasó mucho tiempo desde aquellos tortuosos años, en que no podía defenderme y solo podía aguantar la respiración hasta desmayarme, pero nunca hasta morir, como tantas veces lo deseé. En este tiempo, he aprendido a disfrutar muchas cosas que antes detestaba, y terminé asqueado de otras que amaba, pero mi opinión sobre las películas de Pedro Infante sigue siendo la misma.

Ustedes los ricos es la segunda película en la “Trilogía del Barrio”, aparentemente la primer trilogía en el cine mexico, misma que parece haber sido hecha a la medida de Pedro Infante, solo para exprimir su popularidad (aunque no estoy seguro, pues no sé si ya era famoso antes de esta trilogía).

En este melodrama, Pedro Infante, como siempre, es un hombre muy trabajador, romántico, machista, cumplidor con las mujeres, sentimental e irreflexivo, noble y muy pobre, pero eso sí, honrado, aclaración que vale la pena hacer, porque en esas películas, ser pobre y criminal parecen ser sinónimos.

La película abre con unos niños que encuentran un libro, donde van a leer la historia del tal Pepe “El Toro”, secuencia que resulta una extraña mezcla entre vanidad y cobardía, pues primero, en un acto de perverso contorsionismo sexo-cinematográfico, el director se dobla hasta practicarse una felación a sí mismo, y luego suplica que nadie se ofenda por dicha proeza. Según el, Nosotros los pobres era una película “... descarnada, audaz y cruda”, y le agradece a sus amigos, los pobres, su amplio criterio, esperando que los ricos le perdonen ahora sus atrevimientos. No recuerdo muy bien esa porquería de “nosotros los pobres”, pero estoy seguro que comenzaba con una canción muy alegre, sobre lo bello que es ser pobres, pero honrados. ¡Uy, sí, que audacia! me sorprende que no lo hayan entambado en Lecumberri.

Los personajes son los mismos que en nosotros los pobres, y también son reintroducidos con un número musical. La alegre melodía celebra lo hermosa que es la vida, siempre que haya amor y muchos amigos, dando las gracias a la Virgen María, y al PRI desde luego, por hacerlos unos alegres mexicanos, pobres pero riti honrados.

En esta película, la traviesa Chachita, hija de Pepe El Toro, resulta ser la nieta de una acaudalada ruca, que está hinchándose de billetes, y se la lleva para tratar de hacer de ella una señorita decente (toda una telenovela).

Pero claro, los ricos son diabólicos adoradores de satanás, perversos solo por ser ricos, así que obviamente no van a poder hacer feliz a la mocosa, que lo único que quiere es una familia. Nada que ver con la gente del barrio, unos angelitos todos ellos, sin ambigüedades morales, sin dudas de nada, sin rencores, ni pesares, incluso sin sueños, pues están resignados y agradecidos con lo que les pase. Todo aquí es blanco o negro, sin ningún matiz. El pobre es bueno y el rico malo, porque sí, y nada más. En el pobre se exaltan, hasta el nivel de virtudes, cosas como el machismo, la resignación, el dolor y el sentimentalismo. Y el rico es el codicioso, traicionero y cobarde. Aguanten, le dice el director Rodríguez a los pobres, aguanten las penurias en esta vida, que de los puros de corazón es el cielo, y nadie más puro que los pobres. Y no es que no se pueda ser feliz en la pobreza, o miserable en la riqueza, pero esta película pretende retratar con fidelidad ambas realidades (dicho en la propia presentación de la cinta), y es en lo primero que fracasa, al simplificar groseramente ambas situaciones.

Aun así, al director no le da vergüenza automamársela y decir que su película es un retrato crudo de la realidad, cuando presenta una visión estereotipadísima de la pobreza, que no podría ser más melosa, ridícula y falsa, un ejercicio del más puro y cínico clasismo, pues se trata de una imagen amable de la pobreza, una con la que la clase política de la época podía estar conforme y satisfecha, y con la que los ricos (como el director) podían divertirse.

Los actores también cooperaron con este desastre, pues hacen un trabajo espantoso. Siempre se habla de lo gran actor que era Pedro Infante, pero yo sigo sin ver una película en la que haga un papel medianamente decoroso. Hay una escena, una de las más conocidas del cine mexicano, en la que Pepe El Toro llora la muerte de su hijo, Torito. El tuerto causó un incendio en la carpintería de Pepe, y el Torito queda atrapado entre las llamas. Pasado el fuego, Pepe se ha vuelto loco, y no suelta el cuerpo. Tiene visiones de su hijo jugando y riendo, y entonces comienza a llorar. Lo que debería ser una escena desgarradora, es en realidad de pena ajena. La ridícula actuación de Pedro Infante, más la de la tal “chorreada”, quien recita sus líneas como si las estuviera leyendo en un apuntador (peor que niño de 1ero de primaria recitando un poema el 10 de mayo), hacen de esta una escena patética, lastimera y vergonzosa, que no sé cómo pudo quedarse en la memoria colectiva de los mexicanos.

Pero fuera de esos rollos ¿al menos es una película divertida? ¿Se pasa un buen rato viéndola? Si a usted le gustan las telenovelas, probablemente encuentre muy satisfactoria esta película, de otro modo, no se a quien se le podría recomendar.

Para mí, esta es una de las peores películas que se hayan hecho en México, y no supera en ninguna forma, lo que después sería el cine de ficheras y albures, con todo y que aquellas películas eran decididamente pendejas.


ALEXIS GUTIÉRREZ





 
 
 

Comments


¡SÍGUENOS! 

  • Facebook Social Icon
  • YouTube Social  Icon
bottom of page