top of page
Buscar

El Imperio Contraataca

  • Foto del escritor: 237
    237
  • 23 feb 2018
  • 8 Min. de lectura

Hace ya 20 años, según cuenta la leyenda, Reed Hastings había rentado Apolo 13 en la ya extinta cadena de videoclubes Blockbuster, pero al haberla extraviado, tuvo que pagar una penalización de casi 40 dólares. Dicha experiencia lo llevó a imaginar un servicio en el cual se pudiera rentar una película sin salir de casa, ni para rentarla ni para devolverla, y sin fechas límites y multas por no retornar las películas a tiempo. Se unió a Marc Randolph, un amigo de la universidad, y juntos crearon Kibble (más tarde renombrado como Netflix). Aunque a decir de Randolph, la historia no es tan romántica, y básicamente buscaban ser lo que era Amazon a la venta de libros, solo que no habían decidido cuál sería su mercado.

Originalmente, Kibble no hacía streaming. Aún eran los tiempos de los módems de 56 kb/s, así que nadie imaginaba la posibilidad de transmitir una película completa mediante internet, pero con el boom gigantesco que ha tenido la red de redes, Netflix se convirtió en una de las compañías más exitosas del mundo; pero era evidente que, ante el éxito de su modelo de negocios y el aumento en la penetración del internet de banda ancha, muy pronto aparecerían otros servicios similares que tratarían de replicar su éxito, así que Netflix dio el paso más importante en su carrera por el dominio del mercado de streaming: la creación de contenido original.

La televisión, como ya hemos visto antes en esta revista, vive una era dorada (véase nuestra seriéfila edición), y Netflix ha sabido capitalizar en este resurgir de la pantalla chica: rápidamente comenzaron a contratar talento y darles carta abierta para que experimentaran y crearan contenido que las cadenas de televisión no se atreverían a producir ni a transmitir, además de rescatar producciones de gran potencial y calidad, pero sin un lugar seguro en las cadenas tradicionales. Un ejemplo de cada caso: House Of Cards y Black Mirror. La primera es la serie insignia de Netflix, la segunda es una serie que originalmente transmitía Channel 4, un pequeño canal público inglés, y cuya producción era algo irregular. Tras la inclusión en el catálogo de originales de Netflix, Black Mirror recibió la atención que no había conseguido antes, y ahora es una de sus cartas fuertes.

Netflix ha fortalecido su lugar como líder en el mercado gracias a sus series originales que marcan tendencia, las cuales solo pueden ser vistas si eres suscriptor. Y empezando 2018, Netflix quiere convertirse en un jugador serio en el mercado del cine, y aunque la mayor parte de sus películas han sido malas, esta estrategia podría cambiar y rendir frutos el próximo año.

Para el año 2022, se espera que el mercado del video on demand tenga un valor superior a los 86 mil millones de dólares (según datos de mordorintelligence.com), un pastel demásiado jugoso como para no entrar al a ring y tratar de darle batalla a Netflix.

Hulu lleva unos años intentando, pero de momento sigue siendo un servicio exclusivo de los Estados Unidos y Japón, además que la creación de contenido original no ha sido un rubro tan fuerte como el de Netflix. Youtube estrenó su servicio de suscripción RED en 2015, el cual ofrece todo el contenido de Youtube, así como shows originales, libres de anuncios publicitarios. Amazon tiene un servicio de video on demand operando desde 2006, pero les tomó mucho tiempo decidirse a finalmente entrar con seriedad a la producción de material original y tratar de competir con Netflix.

Toda esta competencia significa un reto, pero hasta el momento, la supremacía de Netflix en el área no se ha visto seriamente amenazada, lo cual podría cambiar en los próximos años con la entrada de Disney al mercado, en lo que parece la culminación de una agresiva estrategia de expansión que empezó hace 11 años con la adquisición de Pixar.

Tan solo 3 años después de hacerse de Pixar, Disney compró Marvel, y en 2012 a Lucasfilms y Star Wars, la que se convirtió en su propiedad intelectual (PI) más valiosa (más de 4 mil millones de dólares).

Hasta mediados de este año, Disney parecía satisfecha con la sociedad que formó con Netflix, dándoles la licencia para adaptar algunos personajes de Marvel en series de tv, de manera por demás exitosa y con amplia libertad creativa. Pero esta sociedad finalmente llegó a su fin, al hacer pública su intención de entrar al mercado del video on demand con un servicio que competiría con Netflix.

Entrar al mercado del video on demand es un paso natural para Disney siguiendo el modelo de negocios que Bob Iger ha trazado desde que lo nombraron CEO de la compañía. En su segundo día al frente de Disney, Iger propuso a la junta de directores comprar Pixar. Los estudios de animación en Disney ya no eran lo que solían ser, y si no habían sufrido un retroceso tan grande como el que tuvieron en los ochenta, fue solo por la sociedad con Pixar, así que adquirieron este estudio para que formara parte de su división de animación, no tener que competir contra ellos en el futuro y, sobre todo, hacerse con los derechos del merchandising permanentemente.

Por que Disney actualmente no está en el negocio del cine tanto como lo está en el negocio de la mercadotecnia. Jay Rasulo, CFO de Disney, explicaba así la estrategia a sus inversionistas: “Hace diez años éramos más parecidos a otras compañías de medios, basados en la diversidad de proyectos, con una gran lista de lanzamientos, 20 películas al año o más, algunas de franquicia, otras no. Si miran nuestra estrategia de lanzamientos ahora, nuestra estrategia de televisión, en casi cada aspecto de la compañía, estamos orientados hacia las marcas y las franquicias.”

En 2006, el primer año de Bob Iger como CEO, Disney lanzó 19 películas, solo dos eran franquicias. Hoy en día lanzan alrededor de 10, repartidas principalmente entre sus franquicias Marvel, Star Wars y las del sello Disney en sí. Una reducción de alrededor de la mitad en su producción de nuevas películas, y ni hablar de arriesgarse con conceptos nuevos. Bob Iger ha sido muy claro, el Disney de hoy en día está en el negocio de las tent pole movies, películas cuyas ganancias en ventas de mercancía superan sus ingresos en taquilla. Y es por esto que no deberíamos emocionarnos tanto con la reciente adquisición de las PI de FOX.

Primero que nada, hay que decir que FOX va a seguir existiendo: su nefasta red de noticias, su cadena de deportes y negocios seguirán aquí, pero FOX espera retirarse del negocio de la cinematografía y enfocarse en los rubros antes mencionados. Lo que Disney ha comprado es la propiedad de todo su catálogo de películas y series de televisión, así como los estudios que trabajaban dentro de la 20th Century Fox. Mucha gente se hizo la idea equivocada de que esta adquisición tenía por fin recuperar los derechos de X Men y Fantastic Four, pero en realidad, ese solo sería un bono para Disney. Si Comcast hubiera ganado la puja por las PI de FOX, los derechos de ambas franquicias hubieran regresado a Marvel de todos modos, pues FOX solo tiene la licencia, pero no pueden pasársela a nadie más; o la usan o la regresan. Disney iba tras las décadas de contenidos que FOX ha producido en su larga historia como uno de los grandes estudios de cine y tv del mundo, y llenar con este su futuro servicio de streaming y poder enfrentar a Netflix en mejores condiciones. Porque, aunque suene raro, en este caso Disney es el retador, es el David, y Netflix es Goliath. Si Iger y compañía no trataron de comprar Netflix en vez de FOX, es porque el valor de Netflix se estima en más de 60 mil millones de dólares, cifra que solo va a aumentar en los próximos años, por lo que Netflix no vendería ni por 60, 70 ni 80 mil millones, cifras que ni Disney podría pagar.

Así que todo esto se reduce a la lucha por el mercado del Streaming. No solo el área de mayor crecimiento dentro del negocio del entretenimiento, sino que, además, es una de las pocas en las que Disney no está explotando sus franquicias y marcas plenamente, pues al licenciarlas para otras compañías, tienen que compartir las ganancias de dichos proyectos, y como queda claro, Disney lo quiere todo para ellos. Además, con las audiencias abandonando los canales de cable y televisoras tradicionales y mudándose a los medios digitales, Disney ha visto reducidas sus ganancias en el área de la TV, y esperan recuperar ese ingreso perdido al entrar al VOD

Nada de lo anterior es un comportamiento de extrañar en una corporación del tamaño de Disney, ¿cierto? No es que esta compañía sea especialmente maligna, así que, ¿cuál es el problema con que Disney adquiera las PI de FOX?

De momento aún es difícil saber cómo cambiará el mercado a raíz de esta operación, pero podemos especular desde ya, basados en la estrategia de negocios del Disney actual, que:

· La producción de películas caerá dramáticamente. En este 2017, FOX lanzó 12 películas (faltando aún 2 más por estrenar), tanto producidas por sus equipos in-house como por estudios externos. Solo 4 fueron franquicias, las demás son proyectos originales. Disney querrá enfocarse únicamente en las franquicias. Películas como The Martian, The Greatest Showman o Hidden Figures, entre muchas otras, serán cada vez más escasas, si es que no desaparecen por completo.

· Forbes estima que, con la compra de las PI de FOX, Disney podría acaparar hasta un 40% de la taquilla en Estados Unidos, lo que bastaría para que puedan ejercer un dominio tiránico sobre las cadenas de cines, imponiendo tratos para quedarse con mayores tajadas de la taquilla, aumentar los precios de los boletos, y mucho más

· La homogeneización del mercado. FOX ha encontrado el éxito con su franquicia de X MEN mediante la experimentación en terrenos y estilos en los que Marvel no compite directamente con ellos. Pero con el enfoque en marcas y franquicias de Disney, es muy improbable que estos experimentos continúen. ¿Les gustó Logan? Ese increíble western/road movie de súper héroes, clasificación R, no tendría lugar en la estrategia de Disney. Olvídense de proyectos como New Mutants, que pretende experimentar con el cine de terror y combinarlo con el de súper héroes. Deadpool, un nuevo clásico, podría tampoco sobrevivir. Bob Iger dijo que estaba abierto a conservar a Deadpool clasificado R, ¿pero será un R a medias, o un R hardcore? El proyecto de Multiple Man ahora está en duda, pues es un personaje demasiado oscuro como para que sea otro más de sus Tent Poles. A Disney solo le interesan las películas que puedan generar altas ganancias en mercancía relacionada.

· Menos películas de súper héroes. El próximo año, FOX lanzará 3 películas de X MEN: New Mutants, Deadpool 2 y Dark Phoenix. Marvel lanzará 3 más: Black Panther, Infinity War y Ant Man and The Wasp. Esas seis películas al año, repartidas entre varios estudios, ahora podrían terminar siendo 4, e incluso podrían ser solo 3. Siendo que el principal interés de Disney en este momento es enfrentar a Netflix, un posible escenario es que Marvel no produzca más películas de X Men, e incluso de Fantastic Four, y solo utilicen dichas marcas para producir series. Un escenario más que posible dado que, actualmente, el MCU ya se encuentra sobre saturado de personajes, y sumar a los mutantes podría representar un problema de continuidad (la idea de que Infinity War altere la realidad es demasiado para el público general, es muy difícil que entren en terrenos tan hardcore de los comics)

· Menos plataformas para nuevos proyectos y creadores. ¿A dónde van a ir los que tengan una idea original para una película? Con Disney poseyendo cerca del 40% del mercado, las opciones se reducen de manera importante.

· La venta de las PI de FOX podría tener un impacto negativo en los trabajadores del medio. Al no haber más opciones de trabajo, Disney puede acaparar al talento sin pagarles lo justo.

La venta de las PI FOX y Disney aún tiene que pasar por las autoridades de Estados Unidos, quienes podrían, en última instancia, bloquear el trato, pero de momento, el panorama como cinéfilo me parece muy preocupante. Aunque con la salida de FOX del mercado del cine, siempre es posible que un estudio emergente tome su lugar. Y el siguiente paso en la estrategia de Netflix es lanzar 80 películas tan solo en el próximo año; desde proyectos adquiridos en festivales como Sundance hasta la producción de obras de alto presupuesto, como la próxima película de Will Smith “Bright”, de entre 90 y 100 millones de dólares. Si Netflix pone el mismo cuidado en sus películas que en sus series, podrían convertirse en un jugador importante en el mundo del cine y ocupar el lugar de FOX, e incluso superarlo, y con suerte, estimular la variedad y competencia en Hollywood.


ALEXIS GUTIÉRREZ





 
 
 

Comments


¡SÍGUENOS! 

  • Facebook Social Icon
  • YouTube Social  Icon
bottom of page