El Mito Sincrético de Amores Perros
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- 23 feb 2018
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Amores perros, de José González Iñárritu, se convirtió en la primera película mexicana que, según mi percepción técnica, tenía ya un realismo decente para escenas que implican grandes peligros y con ello, grandes capitales. La primera historia trata sobre dos hermanos que pelean por una mujer. Visto de esta manera, es uno de los mitos más grandes que han existido en la historia de la humanidad. La historia que nos viene a la mente es la de Caín y Abel (esta reflexión se la debo al Dr. José Othón, quien la planteó en una clase del 2015), pero el mito va más allá. Los egipcios e incluso los sumerios tienen representaciones que evocan dicho suceso. Antropólogos y arqueólogos piensan que este asesinato significa ---para estas culturas--- el primero realizado por la humanidad, la causa: una mujer.
En la primera historia de Amores Perros, Octavio, se enamora de la novia de su hermano, Ramiro, quien ya tiene un hijo con ella. Octavio hace una fortuna peleando perros (fenómeno que representa la vida en un barrio hacinado de México a finales de los 90´s) y seduce con ella a la novia de su hermano. Finalmente la mujer termina traicionando a Octavio, tal y como sucede en la Biblia, la mujer termina traicionando al hombre.
¿Qué nos dice esto? Nuestro pasado ya no es sólo lo prehispánico, sino también lo católico. México es así, se funde en un torbellino social. El calor: la sociedad católica (que también se funde con la prehispánica como es el caso de la santa muerte) y el frío: la no católica; se juntan para formar este tornado. En los últimos años han aumentado en más de 6 millones las personas que se autodenomina no católicas, pero la población católica aumentó en más de 10 millones (INEGI, 2016). Así el torbellino social de México, que también es reflejo de una parte de la cultura mundial, puede identificarse como un sincretismo presente en los números absolutos y en nuestra cultura, en el día a día.
Cada cultura, barrio, tribu, banda, amigos, familia, como se quiera decir; tiene un carácter específico en cada sociedad, pero con elementos comunes que la identifican con alguna o algunas otras culturas del éxodo. Así entonces, el arte cinematográfico, en algunos momentos, en determinados sujetos; se presenta consciente o inconscientemente como un reflejo de dicho sincretismo. Así el artista representa su estética sacra. Misma que es reflejo del contexto que estoy mencionando en términos culturales: México sincrético: México secular científico y México religioso-metafísico. Ambos no son dialécticos, sino fantasmagóricos. Ese torbellino forma parte del imaginario colectivo y el artista puede representarlo de forma inconsciente, con ingenuidad y nobleza, o como simple experimento o ejercicio, como legítima obra de arte; o como un comercio u oficio...
La industria de la cinematográfica es igualmente dicotómica. Por un lado como lo plantean Theodor Adorno y Max Horkheimer en el capítulo dedicado a la Industria cultural en Dialéctica del Iluminismo; la industria cultural ---dentro de la cual entra la cinematografía que apenas surgía en aquellos tiempos--- fundamenta sus bases en la economía liberal y su lógica del consumo. Por otro lado está la visión de Walter Benjamin en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, en la que plantea el desarrollo de la industria cultural como algo positivo para la sociedad, que pondrá el arte y la cultura al alcance de muchas personas con el desarrollo tecnológico e industrial. Ambos pronósticos se han cumplido.
Podemos concluir de todo esto que: El mito sincrético se emplea con fines recreativos o con fines económicos. En ambos se puede actuar de forma consciente o inconsciente. En ambos, hay marcos de orientación que tienen distintos fines y resultados, pero el mismo medio: el mito sincrético.
RICK RAMOS

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